martes, 12 de noviembre de 2013

Edimburgo de los Siete Mares

Este nombre sacado de cualquier novela de aventuras o ficción en realidad existe. Es el núcleo poblado más remoto del Planeta y se encuentra en la Isla Tristán da Cunha, en medio del Océano Atlántico, perteneciente a los territorios de Ultramar del Reino Unido. 

Esta isla se encuentra literalmente a medio camino entre Buenos Aires y Ciudad del Cabo (Sudáfrica), rodeada por, al menos, 2.000 km de agua en cualquier dirección. La razón por la que es el lugar más remoto es que el punto de tierra poblado más cercano es la Isla de Santa Helena, a 2.200 km de distancia, frente a la costa africana, también perteneciente a Gran Bretaña, en la que estuvo desterrado Napoleón los últimos días de su vida.



Tristán da Cunha es la única isla poblada de un grupo de tres, formado por la Isla Nightingale, la Inaccesible y ella misma, y tiene aproximadamente 100 km2 (unos 10 km de norte a sur y de este a oeste, para los pucelanos la distancia entre Valladolid y Simancas). La razón de que este punto sobresalga de la masa azul del Atlántico es que en medio de la isla hay un volcán que se eleva 2000m de altura sobre el nivel del mar, y está rodeada por acantilados de 600m, que hacen muy difícil el amarre de los buques. La única planicie habitable está al norte y es precisamente donde se haya Edimburgo de los Siete Mares, que posee un pequeño embarcadero.

 






Hasta ahí todo sería relativamente lógico y normal, una isla más de las miles que hay en el mundo, de no ser porque, en este peñasco, viven unas 280 personas. Para este grupo de gente la vida no es nada fácil a pesar de vivir rodeados de una naturaleza salvaje. En esta pequeña comunidad de personas únicamente hay 8 apellidos (por orden alfabético Glass, Green, Hagan, Laverello, Repetto, Rogers, Swain y Patterson), por lo que no es difícil suponer que hay una alta endogamia... ¡esta roca si que es un pañuelo! La isla no dispone de aeropuerto y el único contacto de estas personas con el exterior son los pocos barcos que llegan durante el verano austral (el invierno de nuestro Hemisferio Norte) y que les traen el correo, medicinas, libros y otros artículos que los isleños necesitan. La televisión llegó a la isla en 2001 e internet ha hecho su aparición muy recientemente, con la inauguración de un popular cibercafé. Antes de esto, los habitantes disponían de un único teléfono situado en la oficina del Administrador. Las distracciones en la isla son más bien pocas: además del mencionado cibercafé, disponen de un pub (The Albatros), un videoclub, una emisora local de radio, un campo de fútbol, otro de golf, una piscina y una pista de tenis (para un servidor no haría falta mucho más en la vida).





Otra característica única en este núcleo de población es la ausencia de enfermedades comunes en Tierra Firme como los resfriados, aunque abundan los casos de enfermedades hereditarias como el glaucoma y el asma. Debido a esto, no son pocos los estudios aplicados a los isleños. Históricamente ha habido jóvenes que salieron de la isla para buscar pareja pero pocos han vuelto. En los sesenta hubo que evacuar a toda la población debido a que el volcán entró en erupción, por lo que se les trasladó a Inglaterra. Allí se enfrentaron a la vida en sociedad, enfermedades para las que no estaban preparados y un durísimo invierno que les era desconocido (Tristán Da Cunha no está lejos del Ecuador y por lo tanto existen pocas variaciones de temperatura a lo largo del año). Casi la totalidad de sus habitantes regresó dos años después a sus hogares, que habían sido arrasados por la erupción.

La economía de Tristán da Cunha es una economía de subsistencia, colectivista, en la que abundan agrícolas, pescadores y ganaderos. Aunque tienen ingresos provenientes de la Industria de la Langosta y la venta de sellos, que son objeto de deseo para cualquier coleccionista. Dado el clima y la abundancia de pasto, muchos habitantes poseen rebaños de ovejas, de donde obtienen leche, carne y lana. Poseen una escuela, donde sus habitantes estudian desde los 3 a los 16 años, y se sirven de doctores que pasan periodos de tiempo en la isla para sus cuidados médicos. No obstante, debido a la difícil forma de vida, los isleños abusan del consumo de alcohol, llegando a una media de 50 litros de whisky por persona y año.




 



La conclusión que extraigo siempre que pienso en cómo este grupo de personas conviven tan cercanos entre ellos, pero tan lejanos del resto de la civilización, es que es raro, pero podría probarse durante un corto periodo de tiempo y quizá después, al pensar en regresar a Tierra Firme, donde esperan gobernantes carroñeros, delincuentes, jefes cabrones, tráfico, estrés... podría hasta decidir uno dejar pasar el siguiente barco, aún sabiendo que el próximo no llegará hasta pasado medio año... ¿no? Yo aún no tengo claro si una vida en esta isla puede ser llevadera una vez que ya conoces lo que hay ahí fuera, ¿y vosotros?

Conocer este lugar es posible gracias a la ruta del Buque Santa Helena (http://rms-st-helena.com/) pero echando un vistazo a los precios huelga decir que no está al alcance de cualquier bolsillo. Quizá es mejor así... algunos lugares están mejor si se mantienen aislados, de otro modo podrían corromperse. No obstante, siempre nos quedará Google Maps...


PD: Debo agradecer este descubrimiento, hace ya algunos años, a Remesal, cuyo blog podéis encontrar adosado a esta entrada. El tipo me habló de Edimburgo de los Siete Mares y no pude por menos que tomarle por loco, pero como me enteré después. el lugar efectivamente existía, y desde entonces lo tengo en la cabeza, es por eso que hoy quería compartirlo con vosotros.

El punto más remoto del Planeta bien merece una visita una vez en la vida, estoy seguro de que al volver no serías la misma persona que eras cuando saliste de casa.