domingo, 2 de diciembre de 2012

Erasmus

Ahora que están a punto de cumplirse 3 meses desde que empecé esta experiencia es momento de hacer balance. Pero no será un balance de mis vivencias, esas se las reservo a quien quiera escucharlas directamente de mi boca y quizá con unas cervezas delante. Lo que quiero compartir contigo es mi experiencia sobre la experiencia Erasmus en sí misma.

Antes de nada, es necesario comentar que nunca había estado tanto tiempo fuera de mi ciudad y de mi casa. Tres meses tampoco es tiempo, pero para mí si que es significativo por ese hecho. En unos días volveré por Navidad, como el turrón, para pasar esos días con mi familia y mis amigos. Pero una vez que acabe ese periodo volveré al frío Norte, a la que ahora es mi casa, para estar aquí hasta junio. ¿Suena a dura prueba o me lo parece a mi? Bueno, comencemos:

¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza cuando oyes Erasmus? Realmente es una pregunta que encierra más de lo que parece, porque en función de lo que respondas estarás diciendo una cosa u otra sobre ti mismo. Cuando yo escuchaba Erasmus el año pasado no venía a mi mente lo que muchos de vosotros estáis pensando. Para mi, aparte de fiesta y tocada de huevos, significaba bastante más. Para mi suponía la oportunidad de vivir de manera independiente y no depender casi al 100% de lo que se me ofrecía en casa. Era la oportunidad para aprender a llevar un control sobre el dinero, un control sobre mi alimentación... un control de mi vida en general que dependiese de mi al 100%. Además de todo esto quería experimentar lo que se siente al compartir piso con alguien (el que escribe es hijo único) y también por el camino mejorar mi inglés, terminar la carrera y explorar en definitiva todo lo que ofrece mi destino.

Una vez llegas aquí y empiezas a ver la disposición de otros estudiantes que comparten destino contigo te das cuenta que las prioridades de cada uno no son las mismas. Para muchos de estos estudiantes un Erasmus es un Erasmus al 100%. Es decir, lo que primero se te viene a la cabeza es lo que ellos consideran una buena experiencia. Entonces piensas que realmente sus padres están haciendo el mismo esfuerzo que los tuyos pero muchos se empeñan en dilapidar ese dinero en desfasarse. 

He intentado razonar el porqué de este comportamiento y he llegado a la conclusión de que la presión social juega un papel fundamental aquí. Es decir, ¿cómo voy a quedarme sin salir, sin beber, sin tajarme, si todos mis conocidos lo hacen? Es una pregunta difícil si lo piensas. No todo el mundo tiene la personalidad suficiente para ser selectivo con su vida y hacer únicamente lo que le apetece. Hay que tenerles cuadrados para decir: Voy a clase a pesar de que mis compañeros de piso no van. Hoy no salgo porque no quiero gastarme tanto dinero. Hoy no bebo porque tengo el estómago destrozado. No puedo permitirme este viaje porque cuesta la mitad de lo que mis padres ganan en un mes. Esa es la cuestión amigo mio. Saber disfrutar de todo lo que se te ofrece de una manera equilibrada y acorde a tus posibilidades físicas y sobretodo económicas. ¡Para que luego digan que a los erasmus nos lo ponen fácil! 

Estamos en una época difícil para todos, donde a menudo oyes aquello de: Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades...Al venir aquí te das cuenta de que quizá media Europa esté en crisis por esto mismo. Porque hace años estaba muy bien aquello de decir que tenías dos casas y dos coches. Si lo piensas bien suena bastante parecido a decir: He salido ayer, voy a salir hoy y mañana me voy de viaje. Para el que tenía dinero, tener una segunda casa y un segundo coche era algo trivial, al igual que para el estudiante que puede permitirse un alto ritmo de vida. El problema está en que ni todos estaban preparados para tener dos de todo, ni todos están preparados para quemar la noche y el día. Welcome to social life, my friend!